Querido cuaderno de Bitácora, séptimo día de una nueva vida.
Ayer, mi Diario, tuvo lugar la revisión de mi corazón que un gran amigo se ofreció a hacerme. Fue un ecocardiograma. En esa prueba se evalúa cómo anda el corazón y si las pócimas administradas en alta mar (sesiones de quimio) habían afectado al corazón. Pues la respuesta es no. Es decir, el corazón funciona normal y podemos someterle a esfuerzos como antes del tratamiento. Una gran noticia.
Cosas de la vida, mi Diario. Los que me conocen saben que sufría y sufro de reacciones vaso-vagales. Es decir, que ante situaciones de estrés, generalmente temas médicos, acabo liberando el estrés de forma no controlada mareándome. Cosa que me pasaba en las primeras analíticas de esta expedición. Y por ejemplo, en este mismo tipo de prueba, que me hicieron el 4 de junio de 2019, se hizo con unas pulsaciones muchas veces de 110 ppm. Ayer estaban entre 60-70. Esta expedición ha conseguido que mi cuerpo poco a poco no se estrese ante estas situaciones. Algo bueno tenía que tener esta expedición, ¿no?
Hoy, el día como ayer… se levanta con temperaturas más propias de mi tierra en estas fechas que las que deberíamos tener en Suecia. En fin. Una vez los grumetes se hayan despertado y desayunado, será el turno de coger las bicis y llegar hasta la escuela, desde la que daré la vuelta hasta casa y me cambiaré e iré a correr.
Quiero celebrar esta gran noticia recibida ayer haciendo algo que me llena de placer, aunque la carrera no sea con lo que más disfruto. Añoro poder nadar, o si me apuras, poder hacer yoga más que correr. Pero es solo esto lo que ahora puedo hacer. La capitana Palma me ha pedido que no nade, haga yoga en grupo, pise una sauna o vaya al fisioterapeuta en dos meses. Mis defensas han mejorado mucho, pero aún mi sistema inmunitario está débil y ella cree que es mejor esperar un poco más, por lo que este grumete se esperará.
Sí que es verdad que a veces no nos damos cuenta de lo pasado. Físicamente quien me ve, me dice que se me nota mucho mejor que hace varios meses. Pero una cosa es el aspecto exterior, que sí, creo que es mucho mejor, pero otra es que el cuerpo ha sido sometido a un tratamiento muy fuerte y agresivo a nivel celular. Las sesiones en alta mar recibiendo pócimas, y más con la quimio BEACOPP escalada, suponen un castigo extremo para el organismo. Quiero recordar que aunque no llegué a enfermar o sufrir infecciones, durante días en cada segunda semana de cada viaje, mi cuerpo estaba en una situación de neutropenia muy grave, 0 leucocitos, por lo que el cuerpo se encontraba sin posibilidad de defensa posible. Con esta situación, gracias a Dios, pude conseguir no infectarme con nada. Esto fue por esa agresión a todas las células por parte de las pócimas recibidas. Pero bueno, poco a poco, iré pudiendo hacer cosas que antes no podía hacer.
En fin, mi Diario, después de esa carrera, quedaré con un amigo para comer en un restaurante indio. Y luego por la tarde, turno de descansar y seguir con el inglés.
Y mi Diario, cada día, de momento consigo contarte algo más relacionado con esta expedición. Sabes mi Diario, que mientras consiga contarte cosas asociadas al maldito cáncer, seguiré escribiéndote. Quiero que si de mis palabras aquí plasmadas alguien encuentra un atisbo de ayuda, consuelo y/o esperanza para seguir adelante con lo que esté pasando, este esfuerzo seguirá mereciendo la pena. Y por esa persona anónima seguiré desnudándome ante ti, mi Diario.
Y mañana mi Diario, seguro que algo más.
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