Querido cuaderno de Bitácora, a pocas semanas del comienzo del segundo año de una nueva vida.
¡Ay, Mi querido Diario! No me he olvidado de ti. Perdona si así lo sientes. Pero lo que ha pasado desde ese día de mayo víspera de la festividad de la Virgen de Fátima sería largo de contar, pero que considero que no era muy relevante. Así que, por eso, perdóname, pero poco a poco iré cerrando este capítulo de mi vida, si es posible. Y por ello, tardaré más y más en plasmar mis pensamientos y vivencias en tus páginas.
En lo personal, gracias a Dios me encuentro bien. Parece que, de momento, seguimos teniendo bajo control al señor Hodgkin. Ojalá sea así durante décadas o de por vida. Me sigo sintiendo bien. Si que es verdad que me he relajado mucho con la alimentación. Lo que suele conllevar a un incremento de peso. Pero recientemente le hemos puesto remedio, vuelvo a ser serio con la comida que como. En unos meses espero estar como quiero. He entrenado poco en este tiempo, pero casi siempre cuando lo he hecho, ha sido de la mejor forma y compañía posible. Esto es, el correr con mi media naranja, Marta. Esos momentos son maravillosos, irrepetibles y no hay dinero en el mundo que lo pueda compensar. El hacer algo que te gusta, junto con la persona que más quieres, es algo mágico. Marta, te lo digo menos de lo que debiera. Pero Te quiero mucho, y nunca podré agradecerte lo suficiente el haber estado en este viaje a mi lado. Gracias.
Hoy, te escribo para contarte también que he pasado otro hito en el seguimiento Este es el del control de los 18 meses desde la declaración de remisión. En realidad, digamos que son más 20 desde ese día 15 de enero de 2020 pero podríamos decir 21 meses aproximadamente desde mi último día del último ciclo de la quimio. Si, mi Querido Diario, el tiempo vuela. Pero si es para estas cosas mejor. Hace años me decían que un familiar mío decía algo así, como “los segundos son eternos pero los años vuelan”. Y si no era así, siento el destrozo, pero el contexto es ese.
A veces cuando estaba en mi querido barco el KS -donde hoy he vuelto a pisarlo con alegría, nostalgia y sobre todo agradecimiento a los tripulantes del mismo- recibía esas gotas que caían a veces lentamente, casi como una por segundo, se hacía eterno.
En fin, que este grumete se va por “los cerros de Úbeda”, hoy he tenido consulta con mi capitana Dra. Palma, y que mejor noticia hoy que el oír, “Jesús, pues si no hay nada raro nos vemos ya en febrero del 2022, para cerrar un ciclo”. Sabía por la analítica de sangre de la semana pasada, que todo pintaba bien. Pero cuando te lo ratifican, pues, ¡Qué coño!, sabe mejor.
Pues lo dicho, en 6 meses aproximadamente, si todo sigue así, nos enfrentaremos a ese posible abismo de cerrar un ciclo. Bueno, Mi Diario, te reconozco, que lo cerraré el día en el que “mi capsula de café” de debajo de la piel, esté fuera de mí. Pero eso serán pocas semanas después de la consulta de “los dos años”.
Y poco más podría/quería contarte. En estos meses desde ese 12 de mayo, la vida ha seguido, como no quedaba otra. Seguimos inmersos en esta pesadilla del “bicho”. Pero creo que queda menos. Poco a poco, recuperaremos parte de la vida o de la forma de vivir que nos arrebató el Covid allá por marzo del 2020.
Me despido, dando gracias a Dios por la vida tan maravillosa que tenemos, con sus días buenos y días malos. Pero que para mi en una balanza pesa más el plato de los días buenos. No se Mi Diario si te dañaré tus paginas con mis textos pronto, no lo creo. Pero no te me enfades. Que este viaje ha sido y es y será uno de los viajes que nunca olvidaré. Mi Diario, se despide, por ahora, Tu grumete de secano.
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