Querido cuaderno de Bitácora, centésimo octavo día de una nueva vida.
Mi Diario, otro día ha llegado. Hoy es un día feo, lluvioso, melancólico. Pero hay tres rayos de sol en estos momentos llegando al puerto para recogerme. Esos rayos de sol, mi Diario como quizás ya hayas intuido son Marta, Gadea y Martín. Mi motor, mi motivación, mi apoyo en toda esta larga expedición. Mi razón de vida para darlo todo por ellos. Por esta semana la travesía ha llegado a buen puerto con mis compañeros de travesía Anette, Linda, Guy y Jacob.
Esta mañana el ciclo, el de todos los días. Desayuno, luego gimnasia de calentamiento, metíamos la novedad de ejercicios de equilibrio, orientados sobre todo a gente con dificultades motoras, y luego mi bloque de bici que estuve unos 10’ pero jugando con un poco de intensidad y luego mis ejercicios, de fuerza. Para después pasar a la gimnasia en el agua.
Tras todo eso, llegó ya el turno de recoger un poco todo. Aunque podría dejar las cosas aquí, prefiero lavarlas en casa y no estar aquí con ello. Quizás la semana que viene, venga con menos ropa de deporte y la lave aquí.
Después llegó el turno de la comida y eran tacos de ternera. Que acompañé luego con una ensalada. Y un trocito de tarta de limón y una infusión de te verde con limón.
Mi Diario, quizás no sea representativo al 100%, pero hoy me he pesado con la misma ropa que llevaba el lunes y la diferencia era de 1,8 kg. Lo achaco a haber comido mucho mas sano, estar con al menos dos horas de ejercicio diario mas los paseos, y a que quizás hoy con la gimnasia y piscina haya perdido líquido que no he repuesto. Pero, es buena señal.
Y mi adorado Diario, creo que por hoy nada más. No se si este fin de semana te escribiré o no, pero el lunes en el arranque de la segunda travesía, ten por seguro que lo haré.
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