Querido cuaderno de Bitácora, décimo octavo día de una nueva vida.
Ayer mi Diario, el día fue como los clásicos sábados desde que llegáramos a Estocolmo aquel 7 de agosto de 2017. Levantarnos, desayunar y coger un coche para ir a hacer la compra. Para llegar a casa y hacer la comida, reposar y dar un paseo.
Hoy mi Diario, dan lluvia, pero al mediodía no. Hemos quedado con Rafa, Paula y compañía para vernos y comer juntos. Momentos de distensión y de compartir cosas en común.
Hoy no lo se aún si saldré o no a correr. Llevo una semana que no he salido. Pero bueno, debo tomármelo con calma y salir poco a poco, e intentar hacer del ejercicio una rutina. Esta semana quizás haya sido, salvo el lunes, un poco de relax. Pero si que he de decir, que he estado muchas semanas donde el cuerpo y la mente se han focalizado en un único objetivo fundamental, el curarme. Quizás no lo notara, pero ha supuesto con casi total seguridad un desgaste físico y psicológico. Es por ello, que el relajarme un poco más con la comida, el ejercicio, etc. Es algo bueno y necesario.
Ay, mi Diario, el día que ansiaba desde hace meses ha llegado. Queda un solo día, mi Diario, que te soy sincero ansiaba más hace 2 meses cuando estaba en pleno momento de tratarme y recuperarme, que cuando ya estoy curado. Pero la vida es así. Lo bueno y lo malo llega. Y creo que en el fondo el volver a esa rutina va a ser muy buena y necesaria para la recuperación psicológica. Sé que necesitaré de un tiempo para poder volver a coger el ritmo que tenía antes de empezar con mis viajes. Pero bueno, ya que salvo las molestias puntuales, en general, estoy bastante bien, espero poder ponerme a punto en poco tiempo. A ello creo que va a ayudar, los parones, para irnos de viaje de celebración. Y el viaje a España en Semana Santa. Esos días en España, van a ser maravillosos. Deseo de todo corazón el poder dar las gracias a tanta y tanta gente que me ha ayudado durante la expedición en la que he embarcado a Marta, Martín y Gadea. A nuestras familias ya les hemos dado en vivo las gracias. A compañeros del trabajo como Nuria que han estado día a día pendiente de nosotros también. Pero nos quedan muchos, Eli, Adela, mi tía Espe, mis padrinos Tito e Isabel, toda esa gente junto con muchos otros que en el día a día, han perdido un poco de su tiempo en dedicarme unas palabras. A todos los que habéis podido parar a escribirme o llamarme, no sabéis de corazón como me habéis ayudado. Sin vosotros, esto hubiera sido mucho más difícil. GRACIAS.
Y mi Diario, mañana seguro que te puedo contar alguna cosa más. Poco a poco se acerca el día en el que ya poco nuevo te pueda contar. Mi Diario, si, no te enfades. Intentaré que sea un Diario. Para que pueda seguir ayudando al que me lea.
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