Querido cuaderno de Bitácora, cuarto día del tercer viaje.
Ayer la travesía como la del martes, tranquila y sin sobresaltos. La única novedad fue la extracción del preciado rojo. Pero usando el catéter instalado que tras llegar a puerto me quitaron el «pincho». De las analitica, digamos que la serie blanca está bien, la de las defensas. Pero mis eritrocitos están bajos junto con la hemoglobina, que ha alcanzado hasta la fecha el valor más bajo. Está ahora en 8,8 mg/dl o como lo dan aqui 88 mg/l. Algo esperado debido a que todos los líquidos suministrados durante las travesías están provocando esto. Si sigue bajando, pues se arreglará con una trasfusión de sangre.
Otro de los efectos de tantos líquidos y pócimas ingeridas es que llevo una semana acumulando, creemos, muchos líquidos y cogiendo mucho peso e hinchándome. Algo también que era posible y esperado. Así que paciencia. Intentando hacer el ejercicio, ahora ya más moderado, para evitar sobrecastigar al cuerpo más de lo necesario y en la dieta, vigilarla para evitar coger aún más peso.
La tarde de ayer, como os dijera, la clásica sin sobresaltos. La noche he dormido según el reloj unas 7 horas de sueño efectivo. Así que bien, no hubo desvelos.
La mañana se ha levantado, quizás porque hay nubes, algo menos fresca de lo normal. Pero las previsiones futuras a corto plazo indican que el otoño empezará a refrescar y puede que nieve algún día. Eso sí, esa nieve durará unas horas, aunque en noviembre suele haber siempre una nevada que colapsa la ciudad. Este fin de semana toca cambiar las ruedas de los artilugios metálicos, las bicis. Pondremos ya las ruedas de clavos.
Luego tras dejar a los grumetillos en la escuela, momento de andar un poco, no mucho, pues quiero reducir un poco las distancias para evitar castigar más a mi Hb. Y luego esperar la llegada de la tripulación de tierra que me tiene que traer pócimas mágicas en forma de inyecciones y pastillas para la semana que viene. Después, turno de comer y de hacer recados y cosas varias, hasta que llegue la hora de recoger a los grumetes. Y por la tarde, lo de siempre.
Mi querido Diario hoy os cuento poco más.
Fuerza, fuerza, fuerza!!!
Así será.