Querido cuaderno de Bitácora, quinto día del primer viaje.
Ayer al final salió un día agradable y en ese paseo que os comentaba, descubrí nuevos rincones de esta tierra. Lugares de remanso y paz, donde poder estar uno tranquilo y relajado. El paseo fue a un ritmo tranquilo y de casi dos horas, disfrutando de la ciudad, sus gentes y sus vistas. Y ayudando al cuerpo a estar preparado para las siguientes apasionantes travesías.
Supongo que fruto de la introducción de más fibra en la dieta, de momento, los problemas de letrina han desaparecido, seguro que el andar unos 8 km ha ayudado también.
La noche ha pasado como tantas, durmiendo a pierna suelta unas horas, estando despierto otras horas y luego volviendo a conciliar el sueño otras pocas. Nada nuevo para este grumete que no se estresa ya, por esta nueva situación en parte causada por ciertas pócimas mágicas que ayudan a que este viaje y travesías sean más cortas.
Amanece ya en la cuidad y hoy dan mínimas de 3-4 grados. Los fríos del norte se van haciendo notar, como sigamos así, en breve caen las primeras nieves, pero nada que con unas buenas pieles y varias capas hagan imposible salir a pasear tras la visita, hoy, de la tripulación del ASIH.
Han venido, hemos hablado un rato sobre cómo está este grumete y se han llevado el líquido rojo tan preciado, ahora es tiempo para ellos de evaluar cómo se comporta éste ante los líquidos recibidos durante las pasadas travesías.
Físicamente me encuentro muy bien, como ya os decía mis fiebres de más de 39-40 de agosto empezaron a desparecer allá por el 8 de septiembre, gracias a una pócima mágica, y que hoy aún perdura. Esto ayuda a tener noches más cómodas y descansadas.
Si que quiero apuntar que debido a los líquidos recibidos en las travesías este grumete que escribe, no tiene permitido nada más que moverse andando, en eso de ruedas que describiera el otro día o en carruajes, medios todos de uso privado. Son momentos y días, de disfrutar de las calles. Ya llegarán meses más adelante donde poder sentir el calor humano en locales cerrados o medios de transporte diferentes a los que ahora uso. Pero ahora es tiempo de que evitemos ser contagiados con enfermedades extrañas que mi cuerpo poco a poco, podrá combatir con menos plenitud y fuerza.
Ahora, tras tomar unas viandas, procedo a pasear de nuevo rumbo a lugares mágicos, recónditos, en resumen, distintos, rumbo a nuevas aventuras en tierra firme. Hay que aprovechar estos momentos de ausencia de travesías para intentar mantener la forma, pues en cubierta es difícil hacerlo.
Y en este día con poco más que contaros, solo me queda deciros que supongo el siguiente apunte del diario sea ya el 23. Día en el que zarpamos a otra travesía. Ésta será la cuarta desde que nos enroláramos en el KS.
Si algo fuera de lo normal de la vida en tierra firme sucediera, procedería a su anotación. Veremos que acontece en los próximos días 21 y 22.
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