Querido cuaderno de Bitácora, vigésimo noveno día del quinto viaje.
Esta noche ha sido la noche mágica de Reyes, que culmina el día de Reyes en el que nos lo pasamos muy bien enseñando otra parte de la ciudad a toda la familia burgalesa. Marta, Carmelo y yo fuimos andando y el resto en bus. Intentamos que los grumetillos se fueran pronto a dormir, pues de lo contrario sus Altezas reales no podrían llegar desde Oriente a depositar los regalos. Y más o menos, así fue. A los pobres Reyes Magos les ha debido costar un poco más llegar hasta aquí arriba y más con el frío que hace. El caso es que mientras te escribo están ya los grumetillos desayunando para poder abrir después los regalos.
El día ha amanecido con nubes y la temperatura es algo mejor que la de ayer. Ayer al menos nos nevó un poco, con lo que hizo de ese día maravilloso algo más mágico. La nieve, que este año nos tiene un poco abandonados, hace de este tiempo algo más mágico.
En un rato, mi querido Diario, iremos a correr Marta, mi amada compañera, y yo. Ejercicio que espero seguir pudiendo hacer con mejores sensaciones según pase el tiempo. Poco a poco a lo largo de los meses iré mejorando mi forma física. Y a la par iré bajando de peso, espero. Sin estar en situación de sobrepeso, quiero bajar un poco para sentirme a gusto y como antes de empezar esta expedición.
Luego comeremos todos juntos. Última comida con la familia antes de que mañana se vayan a España. ¡Cuánto os vamos a echar de menos! Y cuánto os agradecemos el esfuerzo de venir hasta Suecia. Gracias.
Y ya por la tarde haremos alguna caja mas. Quedan ya solo 3 días para poder recoger todo. El jueves será un día de caos, pero bueno es lo que tenemos por aquí.
Y mi Diario, por hoy nada mas.
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