Querido cuaderno de Bitácora, noveno día del primer viaje.
Ayer el día, tras llegar a casa, discurrió de forma normal. Degustar las viandas preparadas y tras tomarme un poco de química y lancear mi tripa con la saeta para recibir una minidosis de líquido, rumbo a pasear, de forma que los posibles efectos de los líquidos se dilaten en el tiempo. En ese paseo volví a entrar en el lugar que ya os contara hace días, donde no se oye una voz más alta que otra; donde la gente parece estar hablando, con EL o ELLA, en calma; donde en fin, puedes pedirle, que ayuden a toda la gente que lo necesite o simplemente agradecer todo lo maravilloso que es el poder vivir.
Después de salir de allí, seguí rumbo a dar vida a mis piernas. En ese rumbo paramos en una botica, en busca de alguna pócima que me ayudara con alguna pequeña herida en la boca, fruto de esos “daños colaterales” de las pociones sanadoras recibidas. Y ya seguimos rumbo a casa para poder, junto a muelles de embarcaciones más pequeñas, llegar a descansar y prepararnos para ir a recoger a la grumetilla Gadea.
Una vez en casa, tarde normal, preparando viandas para hoy, junto con Gadea que quiere ayudar y aprender cómo éstas son preparadas.
Luego tiempo de cena y recogida de la casa.
Y llega el momento que ya no me desespera. Tiempo de dormir. ¿Cuántas horas seguidas serán hoy? Hoy en el KS recibí en forma líquida otra pócima, que junto con la otra en forma de pastillas que tomo me hacen estar a tope…
En fin, ya amanece y puedo decir que he podido enlazar en el primer sueño más de 4 horas seguidas. Me tomé una pócima sólida como ayuda, ayer no dormí más de 3 horas. Quizás los nervios ante mi última travesía en días jugó una mala pasada.
Hoy es un día especial. Marta y yo celebramos que hace catorce años en tierras lejanas unimos nuestras vidas ante un gran número de familiares y amigos.
¿Quién nos iba a contar que tiempo después deberíamos celebrarlo con esta enfermedad de por medio?
La vida es así, justa o injusta, no caben lamentos ahora. Sólo afrontarlo y disfrutar de las cosas bellas y maravillosas que nos brinda.
Y creo que aprovechando que aún no caen gotas o copos de nieve, seguiremos dando otro paseo tras ver cómo Gadea y Martin, esas bellas y pequeñas criaturas, que dan aún más sentido a la lucha, se quedan en la escuela para la instrucción.
El paseo ha sido en búsqueda de otras zonas de paz, donde pude oír cantos de pájaros, ver barcos que fluyen en el agua, ver vida… os pongo alguna foto de las zonas y parajes de estas tierras nórdicas, cerca de casa.
Tras este paseo con ligeras viandas incluidas, ya llegamos a casa donde poder degustar más viandas y descansar.
La tarde se plantea tranquila y sin grandes planes, salvo los de estar en familia, que es otro gran y reconfortante plan.
Querido diario, mañana ya te cuento cómo aconteció la noche y qué posible nuevo rumbo deciden mis piernas para el día de hoy. En aras de nutrir el cuerpo y algo aún más importante, la mente.
Buena compañía en un lugar idílico.
Espero que la nieve se retrase y os permita seguir disfrutando de esa belleza.
Besos y abrazos para todos.
Hasta mañana.
Si las nieves llegan, pero hay energía, solo será cuestión de ponerse la ropa adecuada, y seguir paseando. Me frena más la lluvia, pero idem, botas de agua, pantalón y chaqueta y a pasear. O sino al gimnasio del edificio si está vacío. Intentaremos adpatarnos a las condiciones del entorno.