Querido cuaderno de Bitácora, centésimo décimo quinto día de una nueva vida.
Mi Diario, hoy el día amaneció antes de tiempo. Hoy me desperté por la luz, y me costó dormir. Al cabo de un rato conseguí dormir, pero se hizo ya la hora de dormir. Tras el desayuno me fui a dar un paseo. Unos 6 km por el bosque. Es un bosque que me ha enamorado.
Tras el paseo hice los ejercicios de fuerza en el gimnasio del “barco”. Y allí la contramaestre Jenny me dio los ejercicios para hacer en casa. Y tras ello llegó uno de los momentos más gratificantes de todos los días. El momento de hacer los ejercicios en la piscina. Son sesiones de 30’ pero que están muy bien. Y pasado eso, pues aproveché el momento entre la piscina y la comida para hacer la maleta. Justo antes de la comida aprovechamos la grumete Anette y yo para freír los churros que quedaron del otro día.
Y nada más comer, acabé de recoger las cosas y pedí el Uber. Pues ya habíamos llegado a puerto. Una vez llegué a casa, pues fue un momento gratificante el poder reencontrarme con la familia. Al cabo de un rato llegó el momento de ir a recoger a la grumetilla Gadea. Entre medias me acerqué al centro de salud para pedir cita para ponerme la vacuna contra el TBE, es decir, para la prevención de la encefalitis por borrelia. Me ha sorprendido el ver que había una carpa en la entrada para hacer un triaje antes de entrar dentro. Y en la parte del centro de salud, es media planta dentro de un Hospital de 9 plantas. Había algo parecido. Para poder acceder o hablar con el personal. Pues que se pulsara un botón y se esperara detrás de la línea amarilla en el suelo. Y te atendían desde unos 2-3 m. pero bueno. Normal y necesario el tener precaución.
Y mi Diario, ya por hoy no te escribo nada más. Quizás en unos días o una semana te escriba algo más.
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