Querido cuaderno de Bitácora, trigésimo segundo día del quinto viaje.
Ayer después de dejar a los grumetillos en la escuela hice lo que os contara. Salí a correr. Fueron 7,3 kilómetros de pura felicidad. Para algunos puede parecer mucha distancia, para otros poca. Yo me dejo llevar por sensaciones. Y esas, aunque me hacen que el pulso sea rápido, me llevan, me transportan de una forma diferente haciéndome sentir que pese a estar combatiendo o ser tratado contra un cáncer, el cuerpo es maravilloso y nos regala estos momentos. La vida es maravillosa con sus momentos duros y fáciles. Valorémosla y querámosla más.
Hoy es de esos días que tienes marcado en el calendario… es día de mudanza. Podría parecerse a un examen, pues llevas semanas preparándote para ello y por fin, llega el día. Será un día cansado. Menos mal que mi cuerpecito de grumete está bastante bien de fuerzas. Mañana os contaremos a qué hora acabamos. De momento son las 4.00 y, mi Diario, te estoy escribiendo.
Hoy nos levantamos y desayunamos en una casa y cenamos y nos acostamos en otra. Cosas raras por España tener que hacer mudanzas cada tan poco tiempo. Aunque sería justo decir que en esta casa que dejamos llevamos ya casi 20 meses. Confiemos en que a la que vamos, podamos estar más de los doce inicialmente acordados.
Mi diario. Mañana toca ir, en principio, al KS a que me extraigan mi preciado líquido rojo. Que de sus análisis y junto con los resultados del pasado TAC servirá para que la semana que viene nos diga la Capitana Palma, cómo han sido de eficaces o no las travesías en alta mar (sesiones de quimioterapia). Quiero decir que confío en que en breve lleguemos a la Isla soñada. Que esta expedición acabe pronto. Pero siendo consciente de que podría haber más expediciones en un futuro. Pero que si las hubiera, se afrontarían con igual o más fuerza que ahora. Esta expedición que podría llegar a su fin en un periodo corto de tiempo, ojalá, ha servido para hacernos más fuertes en muchos aspectos de la vida y como, mi Diario, te he dicho muchas veces, reaprender a valorar lo que de verdad es importante en la vida. Soy un pesado, lo sé, pero lo más importante creo yo es tener salud. Lo demás ya vendrá rodado.
Y mi diario, mañana desde una ubicación diferente, seguro que más
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