Querido cuaderno de Bitácora, décimo séptimo día del tercer viaje.
Esta noche ha vuelto a ser como las dos pasadas. He vuelto a dormir y, por ende, descansar mucho.
El día ha amanecido con lluvias y previsión de seguir lloviendo durante todo el día. Intentaremos dar un paseo, quizás más corto, después de acompañar a los grumetillos a la escuela.
El resto del día será tranquilo. Según volvamos del paseo, prepararemos las viandas de la comida y atenderemos asuntos de trabajo y de casa. Supongo que el día vaya pasando sin grandes novedades. Por la tarde pues recogeremos a Gadea y vendrán a cenar a casa unos compañeros del trabajo. Con lo que al menos rompemos esa rutina y/o monotonía que hace que los días se hagan, a veces, demasiado largos.
Por lo demás, físicamente me encuentro bien. Esta semana, lunes y martes, he andado bastante más de lo que venía siendo normal. Pero el cuerpo no ha mostrado en ambos paseos síntomas de llegar a un punto de agotamiento o ha disparado las pulsaciones más de lo normal. Intentaremos seguir así. Lástima que debido a las lluvias, no podamos cambiar de medio de locomoción. Es decir, poder dar un paseo en bici.
Mañana mi querido fiel amigo, Diario, algo más.