Estocolmo, 18 de octubre de 2019

Querido cuaderno de Bitácora, duodécimo día del segundo viaje.

Ayer acabamos como siempre, nada nuevo. Los resultados de la analítica reflejan que las defensas (leucocitos) van subiendo ligeramente, siempre lejos de ese valor mínimo deseado. Esto es gracias a la tan querida/odiada inyección G-CSF (Growth Stem-cell Factor). Os digo lo de querida, porque ayuda en estos viajes en los que los líquidos recibidos atacan las defensas. Pero también digo lo de odiada, porque me ha llevado por segunda vez en esta expedición a Urgencias del KS.

Esta noche a eso de las 1.00 AM empecé con dolores en el pecho y pelvis, que fueron yendo a mas, hasta que tuve que llamar al carruaje con tripulación de tierra para analizar y paliar unos dolores agudos en la zona de la pelvis y algo en el tórax. Era tal el dolor, en mi vida lo he tenido igual, que con morfina se ha mitigado parcialmente.

Una vez ya en el barco KS, me han sacado, otra vez, ese preciado líquido rojo y me han hecho un electrocardiograma. Todo eso ha reflejado en menos de treinta minutos que el cuerpo está ok. La febrícula que tengo está asociada a la neutropenia (ausencia de neutrófilos). Pero por ese lado todo normal. Después de que la tripulación de emergencias del KS contactara con los especialistas de hematología, más o menos, coinciden en que de los viajes a alta mar donde recibo los líquidos no hay efectos secundarios posibles. Pero de la aplicación de la G-CSF sí. Con lo que me han dado otras pócimas, Oxicodona. Esta en una hora desde que la tomé, apenas había ayudado. Me han dicho que puedo tomar más pero con un límite.

Y me han ofrecido dos alternativas, la deseada por todos, irme a casa, o si me sentía inseguro por si se repetía esta noche quedarme a «vivir» en el barco donde podrían darme morfina o hacer un seguimiento. Hemos optado por ir a casa y si fuera necesario, volver a llamar al carruaje con tripulación y volver al barco, mi querido KS. Después de eso, turno de ir a la botica del KS, obtener esas pócimas y coger el carruaje para ir a casa.

Y ya una vez en casa turno de alimentar el cuerpo con unas deliciosas viandas, descansar un poco y luego hacer cosas pendientes.

Hoy querido diario, creo que no iré a pasear, o si lo hago algo corto, para despejar la mente.

Y mi Querido Diario, mañana mas, esto sigue con el rumbo previsto.