Querido cuaderno de Bitácora, tercer día del segundo viaje.
Ayer como ya os anticipara tuvimos una magnífica velada con amigos. ¡Cuánta buena gente hay! Como siempre que las hacemos entre semana, nos toca terminarla antes de lo que quisiéramos, qué lástima con lo bien que nos lo estábamos pasando.
Hoy ha vuelto mi amigo el “insomnio” pero no durante mucho tiempo. Un rato de lectura sobre uno de los grandes personajes de la historia universal, Felipe II. Y luego a conciliar el sueño por otras dos horas.
El día ha amanecido con nubes y amenaza de llovizna. Pero hace que sea más templado.
La mañana ha arrancado como siempre, preparar viandas de desayunos y llevar a la grumetilla a la escuela.
Y ahora ya me encuentro en el carruaje rumbo al muelle para enrolarme en la última travesía de esta semana, penúltima de este viaje.
Esperemos que sea como las anteriores, con el mar en calma. La de hoy es como la de ayer, solo administración de un líquido, Etoposido, y un poco de suero para limpiar las venas. La travesía, se ha hecho corta, pues hemos llegado a puerto. Supongo que el tener la mar en calma ha ayudado. He de decir que me siento afortunado de que entre las pócimas y mi cuerpo, todas las travesías han discurrido con la mar en calma. Sin náuseas o vómitos. Unido a que no he perdido el apetito, todo esto hace que haya podido alargar mis caminatas y yendo a un ritmo no imaginado por mi hace 4 semanas.
Luego he dado un paseo por la ciudad tras tomar una ensalada completa con vegetales, proteínas, hidratos. Y turno del paseo, casi 12 km, a un ritmo tranquilo visitando dos nuevas islas, Skeppsholmen y Kastellholmen. Luego ya camino de vuelta a casa, pasando por la Catedral Católica a orar.
La tarde se plantea con recados y poco más. Confiando tener una gran noche de sueño.
Y mi Querido Diario, seguro que viviremos grandes aventuras que mañana pueda relatarte.
Muy chulas las fotos y a seguir