Querido cuaderno de Bitácora, primer día del primer viaje.
El pasado 4 de septiembre, tras varios meses de tempestades, por fin nos comunicaron las fechas del viaje.
Hoy, ya nos encontramos aquí en el muelle viendo nuestro barco el KS, que será nuestro “hogar” durante diferentes etapas de calmas y tempestades.
Por fin, es el día, aquí nos hayamos con cierto grado de susto, de cómo será este viaje. Aparentemente el barco se ve bastante bueno y bonito, pero será el trayecto el que nos dirá cómo se comporta el KS y su tripulación.
De ésta, por lo que hemos podido hablar durante estos días de tensa espera, parece gente que sabe lo que hace y muy simpática. Curiosa la lengua que hablan… menos mal que sabemos hacernos entender en otras lenguas.
Aquí, estamos ya a bordo el grumete de secano en estas tierras vikingas y Marta, la fiel compañera de este grumete. ¿Qué haría el grumete sin ella?
Tras una breve charla con parte de la tripulación, ya por fin zarpamos.
En este primer día de travesía, parece reinar la calma. Todo son novedades y más novedades. De esas que te comentan antes de zarpar, pero que hasta que no las experimentas en tu propio cuerpo, no te haces de verdad a la idea.
Van pasando las millas y parece que el viaje de hoy va llegando a su fin. Más y más líquidos que te hacen llevar el primer día de una forma distinta. De momento los efectos de zozobra del barco no se notan. Aun así me han dado unas pastillas para evitar marearme más de la cuenta.
Pasan las horas…
Primer día de travesía superado. Ahora a irnos al camarote y reponer fuerzas con unas viandas deliciosas. Para descansar y poder mañana afrontar el segundo día del viaje.
Este viaje será apasionante pues el final de él dicen, que es en una tierra llena de gozo y alegría. Por lo que pese a las tempestades que vengan, toda actitud que tendremos será la del optimismo por el tesoro escondido en la isla destino del KS.
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