Querido cuaderno de Bitácora, segundo día del segundo viaje.
Ayer acabó el día como os dijera. Sin grandes novedades. Pasé por la estafeta de correos de la Isla y como siempre, sacas y sacas de mensajes de ánimo de todos esos familiares y amigos que siguen de cerca esta travesía. ¡Mil gracias es poco! Os merecéis infinitas por estar ahí. Hacéis que esta expedición sea más llevadera y fácil.
Hoy he dormido muy bien. Los paseos, las pócimas y el saber de qué van las travesías puede que estén ayudando a dormir más y mejor.
Ha amanecido fresco, algo normal.
Hoy he dejado a Gadea en la escuela y momento de dar un paseo por las islas cercanas, hoy han sido 10,5 kms sin llegar a estar cansado, pese a tener que escapar o salir corriendo de unos indeseable que al menos en la lengua que hablaban no pintaban bien. Hube de refugiarme rápidamente en una tasca donde el dueño los hizo entrar y retener para que saliera… Pues eso hizo que no saliera con paso calmado, sino cual alma que la lleva el diablo. Hasta hallarme en calles más transitadas donde dejé reposar a mis piernas y cuerpo, tras unos 700 m de carrera a ritmo muy alegre. El cuerpo va cogiendo forma física poco a poco. Gracias a que el cuerpo junto con las pócimas no manifiesta náuseas o pérdida de apetito, estoy ganando peso. Luego turno de preparar viandas para comer y hacer la colada en la lavandería común del edificio.
El carruaje vendrá a recogerme rumbo al muelle y turno para enrolarme en el segundo día de travesía de este segundo viaje. Día corto se prevé. Esperamos que sea como los otros con la mar en calma.
Luego llegará turno de volver a casa e ir a ver una nueva morada. Pues como ya dijera días atrás, en enero tenemos que estar ya en la nueva.
Y luego una gran velada con amigos del trabajo.
Y mi Querido Diario, mañana más.
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