Estocolmo, 16 de noviembre de 2019

Querido cuaderno de Bitácora, vigésimo día del tercer viaje.

Pues esta noche hice la prueba de no tomarme pócima para dormir mejor y dormí unas 3 horas y 30 minutos del tirón y luego estuve despierto como cosa de 2 horas y tras tomarme la pócima, volví a dormir como 4 horas. En total, no está mal y de hecho estoy descansado.

Hoy el día se ha levantado sin lluvia, pero amenaza lluvia en la tarde. Veremos a ver si llueve o no. Tras desayunar me iré a dar un paseo o vuelta en bici. El caso es hacer un poco de ejercicio.

Luego prepararemos las viandas para la comida y descansaremos. Y ya por la tarde iremos a recoger a la grumetilla Gadea que está en casa de una amiga pasando la noche de ayer y el día de hoy. Seguro que se lo habrá pasado genial.

Por mi parte en cuanto al estado físico o mental, ambos siguen bien. Ya sólo quedan dos días de este viaje. Y el lunes con la confirmación de ayer del Capitán de las pócimas (médico de la quimioterapia) de que el lunes arrancamos el cuarto y último viaje. Así llegaremos a Puerto el 8 de diciembre. A partir de ahí en la semana 51 me harán un TAC y a principios del año 2020, tendremos la consulta con la Capitana Marzia Palma para recibir los resultados del TAC. Cada vez queda menos para llegar a la ansiada Isla. Hoy hace dos meses que empecé con mi primera travesía en Alta Mar… ¡Cómo ha pasado el tiempo! Para mí, Diario, te reconozco que se he pasado muy rápido. Y ya en solo 3 semanas, estaré en modo de recuperación del cuerpo para poder quizás en mes y medio, recuperar mi ansiada vida normal. Nunca será igual de normal a como hace meses, pero al menos poder sentirme más normal de lo que ahora siento. Ansío la rutina de tener que levantarme a diario, preparar viandas para los grumetillos, llevarlos al colegio e ir a trabajar. Esa rutina es algo que echo mucho de menos. Así que, ¡Fuerza Grumete! ¡Que queda menos!

Y mi querido Diario, seguro que mañana algo más.