Querido cuaderno de Bitácora, cuadragésimo séptimo día de una nueva vida.
Mi Diario entramos, creo yo, en un momento de pocas novedades. Con lo que creo que iré espaciando lo que me va pasando en el día a día. Lo que podría significar que vamos normalizando la vida.
Si que como os contara he tenido hoy la cita con la terapeuta ocupacional para hablar de como estaba, como me sentía, que me dolía, que podía hacer, etc. Mi Diario, como bien sabes y muchos también, soy de hablar mucho, quizás demasiado y esa hora con ella hablando de como estoy, como me siento y demás se me ha pasado volando. Me ha ido explicando cosas que había leído parte de ellas, otras eran nuevas, con lo que ha sido muy positivo y me ha encantado, además, de que estaba con la sonrisa en la cara todo el rato. Cuanto ayuda el estar siempre sonriendo o casi siempre. Es algo que me gusta practicar o hacer. ¡Cuánto me ayuda y creo que ayudo yo, cuando me muestran o muestras una sonrisa!
En fin, que me enrollo. El caso es que con toda la información que ha recogido lo llevará a una sesión clínica con los demás compañeros y diversos especialistas para valorar qué tipo de terapia, en caso de que haya, me vendría bien. Otra cosa que me ha dicho es que le encantaba verme tan positivo y que trasmitía tranquilidad y felicidad. Y ya la he dicho que por mí y por todos los que me rodean, es la mejor actitud que puedo tener, creo. Aun habiendo momentos de no estar así. Pero los menos. Sabéis que “me repito más que el ajo”. Pero la vida es maravillosa y por ello, debemos disfrutarla como viene. Con las cosas buenas es fácil, y con las malas, menos, aunque de estas muchas veces se aprende más y se hace uno más fuerte que con las buenas.
Y mi Diario, por hoy me despido, no sé si mañana te escribiré algo. Quizás si, o quizás no. No te me enfades por ello.
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