Querido cuaderno de Bitácora, décimo cuarto día del primer viaje.
Ayer como os contara teníamos en mente dar un paseo con la Familia. Así fue. Lo dimos bajo una lluvia constante. No fue muy largo. Íbamos a visitar una casa, pues con las reglas de estas tierras, si los dueños de una casa te avisan de que ya no puedes seguir en la misma a partir de una fecha, toca irse. Como es nuestro caso, el primero del año que viene.
Tras llegar a casa de la visita tocó turno de preparar las viandas de la cena y descansar.
Probé la nueva pócima para la noche, y he decir, he descansado casi más de 6 horas seguidas, esto ha funcionado.
Por la mañana noté que ya empiezo a experimentar otro efecto clásico de los líquidos que se reciben en alta mar. El pelo empieza a decidir que ya no es momento de estar junto a mí. En este caso con solo 14 días ya se notan los efectos, pues las dosis de líquidos recibidos fue bastante alta. Indicador de que actúan en el cuerpo. Con lo que toca adaptarse poco a poco al cambio de aspecto.
Por la mañana, turno de desayuno rico, rico. Los grumetillos y yo, disfrutamos de él. Ñam, Ñam.
Luego cogimos un carruaje y nos fuimos a dar un paseo. Los árboles ahora están sufriendo unos más que otros los cambios de temperatura y esto hace que haya un abanico de colores precioso. Esta estación con esos colores la hace mágica. Con algunos árboles iré a juego, sin hojas en unos días.
Luego tocará turno de viandas para el almuerzo y pasar la tarde tranquilamente, en este día decimocuarto de travesía de este primer viaje.
Mucho ánimo por este nuevo caminar!!!